¿Cuántas veces nos levantamos sobresaltados, a la madrugada, porque el sueño que acabamos de tener resulta tan real que parece cierto? Tan cierto que la angustia perdura por unos segundos. O tan maravilloso que cerramos los ojos con fuerza con la intención de volver a él, de seguir soñando; con la ilusión de que esa felicidad continúe... un rato más.. un poco más... sólo un poco.Yo no sólo sueño dormida. También colecciono de los otros, de los sueños que se sueñan despierta y que se le pueden dar forma; de esos a los que uno le elije las personas, y los aromas, y si no te convencen demasiado, retrocedés y volves a empezar... de esos a los que uno recurre cuando vas caminando, mientras escuchas música o cuando te distráes unos segundos frente a la compu... y que por elegirlos, es obvio que son deseados. Con fuerza. Con toda la fuerza.
Claro que, en general, mis sueños coinciden. Despierta o no, mis fantasías son las mismas.
Y anoche tuve un sueño. Real. Tan real que sino fuera porque sé que no fue cierto, pensaría que de verdad ocurrió.
Anoche, soñé que amamantaba a mi hijo. No puedo asegurar si se trataba de una nena.. si era un varón... no podría describir el color de sus ojos ni la edad que tenía... pero si puedo recordar la fuerza con la que se alimentaba de mí; si tengo presente cómo sujetaba mi dedo con su pequeña manito y el olor que tenía su piel rosadita... no lloraba, sólo se acurrucaba en mi... y yo... yo era tan feliz, tan inmensamente feliz... colmada de una sensación que jamás experimenté pero que se sentía bien.... muy bien... me sentía tan completa...
Y de repente, el despertar. A mi lado, M. tan ajeno a aquello, y sin embargo tan presente. El despertar y la realidad. La verdad de este presente que por momentos agobia. Y la sensación de ambiguedad porque fue un sueño... pero tan real que quizás fue cierto. O mejor dicho, fue cierto.
Yo tuve en mis brazos a ese hijo nuestro. Yo alimenté mi vida con su vida. Y quién me diga que no, no entiende nada. No sabe de la fuerza de los deseos... de que las fantasías -algunas- tienen la magia de convertirse en realidad, al menos por un rato. Y más maravilloso aún, de hacernos sentir cada vez más cerca de nuestros sueños. De los reales, claro.

Jime...me emocioné al leerte...más de una vez me pasó. Soñar con un hijo cuando es lo que más deseas es común...no se si esa es la palabra pero es como recurrente...pero te cuento que cuando yo perdi un embarazo hace 7 años...un par de noches antes de enterarme de que estaba embarazada, soñé lo mismo que vos describis...soñè y estoy segura que lo viví...soñé a mi bebe tomando la leche de mis pechos...y hasta el dia de hoy no le encuentro explicacion a ese sueño que pareceria uan hoy ser real...
ResponderEliminarSerá que estas cerca?
Ojala!!
Saludos!!
Dios te oiga...! Dios quiera esté cerca - estemos cerca- de nuestro hijo tan deseado.
ResponderEliminarDios nos oiga a todas las que tenemos este anhelo, y estas ganas en las que a veces se nos va la vida. Besos, y gracias por leer!