viernes, 18 de septiembre de 2009

Envidia (sana)

Ayer a la tarde llegó una nueva personita al mundo. Una niña. Esperada y deseada por sus papás que, como nosotros, buscaron durante mucho tiempo un hijo.
Ellos, al igual que nosotros, la pasaron feas: intentaron y no pudieron. Y siguieron intentando, pero el "no" llegaba cada mes, puntualmente, marcando -de alguna manera- el fracaso de sus anhelos. Durante esos años, sufrieron. Lloraron. Se preguntaron por qué y se quedaron sin respuestas. Imploraron a Dios, y al cielo. Se atrevieron a creer en todos los santos posibles... sin resultados.

Pese a que el dolor los fortaleció como pareja, por dentro los resquebrajaba de a poco. El tiempo avanzaba un paso, y el sueño de un hijo se adelantaba dos pasos por delante de ellos. Inalcanzable. Siempre inalcanzable.

Y de golpe (aunque no tan de golpe, pasaron unos años) la fe y la ciencia, ahunaron sus esfuerzos: una nena de 3.600 kilos nació ayer a la tarde y el corazón de ese matrimonio desbordó de un amor hasta ese momento, desconocido.

Anoche, mientras me dormía, pensaba en ellos y en la felicidad que deberían estar sientiendo en ese momento. Una felicidad que me genera una envidia sana. Pensaba en la lucha de ayer, y en la recompensa de hoy. Pensaba en el dolor de ayer, y en la alegria de hoy. Pensaba en cuánto habrán llorado ayer, y cuánto se estarán emocionando hoy...

Creo saber -o entender- lo que esa pequeña nena significará en sus vidas. Intuyo el sabor amargo que recordarán por algún tiempo cada vez que alguien hable de "la búsqueda de un bebé".

Esta mañana llamé al papá para felicitarlo. Solamente escuchar su timbre de voz, me emociona. Me emociona su alegría. Y su mayor logro. Me emociona saber que algun día podemos ser nosotros, los emocionados. Los protagonistas del "milagro", porque sin duda, traer una vida al mundo es milagroso.

Pienso que en algun momento de sus historia, ellos estuvieron detenidos en el mismo punto del camino en el que estamos detenidos hoy nosotros. Y que sintieron la misma tristeza que hoy sentimos nosotros. Y que, seguro, los invadieron las mismas dudas y el mismo miedo a no poder. Exactamente el mismo. Y sin embargo, durante la tarde lluviosa de ayer, la distancia entre ellos y la luna ayer terminó de acortarse. Para siempre. Y por siempre.
Y eso... eso me llena de esperanzas!

1 comentario:

  1. NUNCA PIERDAS ESAS LINDA ESPERANZA,COMO PUDIERON TUS AMIGOS VAN A PODER USTEDES.Dios sabe por que hace las cosas,habeses no las entendemos en tierra,pero seguro que el te esta mirando y viendo lo que anhelas un bebe,pero cuando menos lo pienses te pondra los elementos que faltan para que lleguen,por que estoy segura que van a ser algunos no uno y que van hacer los mejores papas,espera un poquito mas que el de arriba tiene otras cosas para vos (por ahora)se que no es facil esperar pero vas a ver como despues se disfruta.TODOS LOS QUE LOS QUEREMOS HACEMOS MUCHA FUERZA SOLO FALTA UN POQUITO para llegar a tu LUNA....BESOS

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